En 1993 se registraron cientos de asesinatos de mujeres, la mayoría trabajadoras en maquilas, a lo largo de la frontera norte de México. Durante 19 años los colectivos y organizaciones feministas lucharon contra el gaslighting estatal para cambiar la tipificación de dichos delitos como “feminicidios”.

Éste término, acuñado por Marcela Lagarde, refiere a los homicidios de mujeres en razón de género; sin embargo, en la actualidad, las instituciones educativas y nacionales, se resisten a reconocer muchos crímenes como feminicidios. Un ejemplo de esto es el caso de Lesvy Berlín Rivera Osorio, el cuál requirió un año de lucha para ser retipificado.

Gaslighting Estatal/Institucional

Se da cuando los gobiernos, las instituciones y/o sus representantes niegan los sentimientos, necesidades y la experiencia de realidad de comunidades y zonas geográficas enteras. Las estructuras de poder, al tener de su lado a los medios masivos de comunicación, implantan un discurso opuesto al sentir de una población. Negando, así, su parte de responsabilidad en los daños a un grupo social.

Sobre lo anterior, Ana María Rivadeo apunta: “Ésta es la catástrofe epistémica, del orden del saber, que apareja con el terror como política de Estado, y confiere a éste su alcance masivo: no sobre uno, o algunos grupos, sino sobre todos. Lo que está en juego aquí no es sólo el exterminio de determinados sectores sino, en lo esencial, la invisibilización del crimen: su expulsión del campo de la memoria de los sobrevivientes”.

Si te interesa conocer más sobre el tema, puedes consultar nuestra guía sobre esta violencia, también, existen algunos artículos en inglés sobre el Gaslighting ejercido por el presidente Donald Trump, así como el artículo de Ana María Rivadeo “Palabra y violencia: sobre una epistemología del terror”, quien, si bien no refiere al término Gaslighting, sí desarrolla las consecuencias del olvido forzado en los grupos sociales.