Desde la noche del martes 3 de diciembre, las redes se inundaron con los mensajes que difundió Sheinbaum sobre Karen Espíndola; en los que Daniel, el hermano de la víctima, pedía ayuda para localizar a su hermana.
No se supo más hasta poco antes de las 12:00 p.m. de hoy, miércoles 4 de diciembre; cuando su hermano escribió que Karen “no llegó en las mejores condiciones”, pero que estaba a salvo.
Antes de esto, a las tres de la madrugada, Daniel escribió en su cuenta de Facebook: “me aferro a verte de nuevo”.
Éste es el caso de miles de familias que buscan a sus desaparecidas a lo largo del país y en toda la Ciudad de México. Lamentablemente, no todas las historias son similares a las de Karen. La mayoría de las mujeres y niñas, años después, siguen sin regresar a casa; sus familias siguen aferrados a sus recuerdos, en pie de lucha.
El caso de Karen Espíndola tiene dos particularidades que deseamos resaltar como aprendizajes para la organización feminista:
- Su hermano, Daniel, realizó una campaña mediática admirable que visibilizó en cuestión de horas el caso: creó un hashtag, arrobó a periodistas y políticos, y no cesó en sus peticiones de difusión INMEDIATA.
AMIGOS 🆘
— ire impala (@iree_moo) December 4, 2019
La hermana de un amigo está perdida, venía sobre Tlalpan, por el metro General Anaya, ahí abordó un taxi y al rededor de las 9pm fue su último mensaje, Ella iba vestida como en esta foto, con leggings negros, mide 1.65-1.70
Laura Karen Espíndola Fabián #RT #CDMX 🆘 pic.twitter.com/4u4MphteGY
- Por otro lado, sobresale el comportamiento de la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, quien reaccionó a la atención y presión mediática que exigía respuestas inmediatas al caso.
Acerca del suceso ocurrido el día de ayer en la noche en las inmediaciones del metro General Anaya informo que me encuentro muy pendiente y atenta. Estamos cuidando y aplicando todos los protocolos para estos casos, de forma responsable. Estaremos informando.
— Claudia Sheinbaum (@Claudiashein) December 4, 2019
Sobre esto, cabe profundizar un poco más. La semana pasada, Sheinbaum acudió al MP para liberar y atender las demandas de dos mujeres que fueron detenidas, tras ser agredidas por un hombre se se negó a descender del vagón exclusivo. En persona, pidió una disculpa a las agredidas, enumeró los errores de procedimiento en el caso y resaltó la falta de perspectiva de género en el proceso judicial.
Los dos casos resaltan por su fuerza mediática y por las exigencias claras y puntuales. Nunca antes en la historia del gobierno capitalino, la/el representante en turno había acudido en persona a atender casos de violencia de género (recordemos que fue hasta 1997 cuando la CDMX pudo elegir por primera vez por votación a nuestro gobernante).
Si bien, esto no es un halago para la Gobernadora, sí lo es para el movimiento feminista en México. Después de un año de diversas jornadas de protestas por diferentes medios, logramos ser uno de los temas centrales en la agenda política de la administración. Lo que empezó como una administración que intentó abrirnos carpetas de investigación por manifestarnos, hoy se ve obligada a atender como prioridad nuestras demandas.
Por ello, es justo en este momento cuando debemos ser claras, cuidadosas y firmes en nuestro actuar político y en la definición de un proyecto ciudadano propio.
Así, en Oleaje creemos indispensable la discusión y planteamiento sobre los siguientes puntos:
- Desmantelamiento inmediato de las redes de trata de mujeres que operan en la CDMX. En el doloroso caso de la desaparición de Mariela Vanessa Díaz Valverde, se habló de las redes de trata que operan en la zona que ella transitaba. En la actualidad, miles de mujeres viven como esclavas sexuales en la ciudad. Es nuestra responsabilidad movilizarnos para exigir su rescate y permitir que ellas, al igual que Karen Espíndola, regresen lo más pronto posible a sus hogares.
- Creación de redes de mujeres comunitarias de vigilancia. Por duro que sea admitirlo, no todos los casos de desaparición son consecuencia del tráfico de personas. La mayoría de las veces, los responsables son simples hombres que odian a las mujeres. Muchos de ellos viven en nuestro barrio, e incluso, son nuestros familiares. Debemos fundar alianzas confiables que nos acompañen a denunciar y nos ofrezcan cobijo y seguridad.
- En el mismo sentido, las redes de feministas de vigilancia barriales, deben actuar de inmediato si ven a alguna mujer en situación de peligro en sus espacios. Seamos honestas. Todas, alguna vez, llegamos a ver o escuchar situaciones de violencia extrema en nuestras colonias, o vimos a alguna mujer que nos transmitió la sensación de estar en un peligro inminente, pero no hicimos nada porque no teníamos a alguien en quién apoyarnos. Es momento de crear esos espacios.
- Por último, es urgente hacer una red de difusión feminista, en la que se humanice a las víctimas y se dé atención mediática a los casos de desaparición que suceden a diario en la ciudad. Puede ser por zona o tipo de casos; pero todos deben ser atendidos y redirigidos a las redes del gobierno capitalino.
De todo esto me surgen algunas preguntas: ¿Quiénes son los que se benefician de las redes de trata?¿Cuántos millones reciben por ese negocio? ¿Son los mismos dueños de empresas con giros legales? ¿Quiénes son los empresarios de México? ¿Tienen injerencia en algún partido político? ¿Los queremos de regreso en el poder?
Es momento de discutir dentro de nuestras redes, colectivas y espacios sororos estos temas. Nosotras, en Oleaje, hacemos un trabajo colectivo de reflexión constante que nos permite afirmar que lo vamos a tumbar, y que la revolución será feminista, organizada y barrial.
Anarquista. Sindicalista. Ensayista feminista.